15 de febrero de 2014

Exhibición de impotencia



El proyecto de Ley del Aborto que impulsa el Gobierno del Partido Popular no va a llegar a aplicarse. Es una pena. El debate es interesante y el texto valiente. Como español, estoy orgulloso de que mi Gobierno esté dispuesto a aprobar un texto como el que se propone, que da marcha atrás a la deriva abortista de la legislación española, acentuada por el señor Rodríguez Zapatero.

Sin embargo, la realidad social y moral de la sociedad española no puede aceptar esa Ley. No su aplicación rigurosa. En un contexto en el que la gente tiene relaciones sexuales de modo irresponsable, desde edades muy tempranas, los embarazos no deseados son decenas de miles. Y ni las personas que quedan embarazadas ni su entorno van a aceptar que la legislación les obligue a llevar adelante su embarazo. Somos demasiado egoístas, demasiado materialistas, demasiado individualistas, como para dejar que un tercero nos entorpezca -9 meses o toda la vida- y nos haga cambiar de hábitos de conducta.

Por ello, el aborto seguirá siendo una lacra social todavía unos cuantos años. Para frenar el aborto hay que conseguir devolver a la sexualidad su sentido y su belleza: entrega total dentro de un compromiso vital. Si el sexo es solo un juego, no se puede pedir un precio tan alto a quien queda embarazada.

Creo que el PP con la reforma pretende ofrecer a algunos de sus votantes una exhibición de impotencia. "Nos gustaría cambiarlo, lo hemos intentado... pero no podemos."

Ojalá me equivoque.

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